Pero no estoy muy de acuerdo con su “optimismo final”. Dice Vicent que aquellos beatniks fueron quienes “convirtieron en filosofía, hace 50 años, esta locura en que se agita todavía el mundo: vivir consiste sólo en huir detrás de un sueño hasta reventar”. Tengo la sensación de que en el mundo de hoy ya no quedan muchos sueños, y si alguno queda pocos corren detrás de él. Y nadie está dispuesto a reventar por él. Salvando las honrosas – y a lo mejor numerosas- excepciones que una siempre debe considerar, miro a mi alrededor y no encuentro muchos jóvenes dispuestos a “inventarse a sí mismos todos los días a la salida del sol”. Eso no encajaría con que, por ejemplo, el 65% de los universitarios españoles prefieran ser funcionarios.
(Rectifico: si hay algunos dispuestos a reventar por un sueño: los jóvenes y los niños que llegan a Europa en pateras y cayucos).


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