para pensar en (entre otras cosas):
la relación padre-hijo,
las durísimas condiciones de la vida de la mayoría en el pasado en este país -todavía somos muchos los que tenemos o tuvimos padres que apenas pudieron hacer nada más que trabajar-,
la visión sobre los discapacitados y de sus inhumanas condiciones de vida antaño -sobre todo en los cerrados universos rurales-, (cómo lo cuenta Antón puede, desde nuestra actual percepción, parecer incluso irrespetuoso, – y desde luego duele – pero era así, era así, no hace tantos años en muchos lugares)
la posibilidad de saltar por encima de todo ello en virtud de algo tan simple como el amor y la bondad: la esencial comunicación
Querida Luisa,Ya leído. Me ha emocionado. Esta mañana fria de domingo paseaba con mi padre. Es sabiduría, experiencia y sus consejos son desinteresados. Le adoro.Algún dia escribiré de él.Un beso,
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así es…Antón es un mago para esto…sabe darle ternura a cosas trágicas y duras.
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Magnífico Antón: remueve el corazón ese texto.Que tiempos más duros Luisa..no sabemos lo que tenemos. Y dices bien: no está muy lejos (seguro que aún..) ese trato inhumano a la discapacidad.Esconder, olvidar, no mirar…Hermoso y duro ese texto. Dan ganas de más.
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Emotivo y bien contado.Así fueron las cosas.De eso tenemos que aprender.Besos
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Me ha recordado mucho la historia de mis propios padres, es tremendamente emotivo. No creo que llegue nunca a escribir sobre eso, me resulta demasiado difícil.Besos.
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Escalones, Alfredo, me conmueve lo que escribes de tus padres. Algún día ¿lo harás sobre ellos? Un abrazo a tí Fernando,
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El texto de Antón es muy emotivo y muy certero. Su lenguaje hermoso y elegante contribuye a enaltecer y a transmutar la dureza de lo que cuenta. Gracias a todos por vuestros comentarios.
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