Fue el último Sótano de Dios de la temporada, y por eso a lo mejor todos fueron tIERNOS – incluso los chicos de La Caja Nocturna– y el mundo lo entendió y ellos interpretaron -a ratos la realidad a ratos lo demás (que en ésto de las poéticas de todo carda el tejedor) – y lo pasamos bien. No había dicho nada de la poetic session todavía porque Ana Manz-Ana ha hecho unas fotos tan curradas que hasta ayer no las añadió a su baúl, ese de donde salen versos y marionetas y ríos y pimienta y un pájaro. Y las fotos son imprenscindibles en toda crónica bloguera.
Como oí exclamar entre el público -razonablemente numeroso y bien acomodado en La Vía Láctea– :¡cuánto amor! y éso me parece de lo más mejor (J. Lennon Imagine), recuerdo aquí un poema que Fernando Sarría, uno de los lectores de la poetic session, leyó y que extraigo de su propio blog
Como la piedra
que ahonda en el agua quieta
en su sordo
navegar a lo profundo,
así entré en tu cuerpo
y me apoderé de tu piel y tu deseo,
derribando la humedad de tu cautela
y dando alas al largo quehacer de tu mente inquieta.


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