La avaricia rompe el saco


sin ánimo de moralizar (que conste), pero

como dice un buen amigo mío:

la realidad es terca.

* Para que sigamos comentando, si nos apetece: Un artículo que me parece muy bueno, centrado en los «Culpables, millonarios e indemnes…»: no entra en análisis más generales o más técnicos, pero es absolutamente ilustrativo de una mentalidad muy aceptada en estas últimas décadas y que entraña otras conductas similares en otros ámbitos de la sociedad.

*** Y añado y recomiendo la lectura de este análisis del proceso de la crisis NINJA, realizado por Leopoldo Abadía, disponible en su blog en la entrada correspondiente y en formato pdf. Es un texto un poco largo, pero su claridad es de agradecer. Por eso su difusión está siendo muy importante.

7 Comments

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  1. Terca, sí.Y tercamente escorada hacia el lado de los que más tienen.No derramaré lágrima ninguna por quienes jamás acabarán bajo un puente ni pidiendo limosna a la puerta de un supermercado, sino por sus rehenes.Todos aquellos que, sobre tener el saco más roto, nunca lo fue por su avaricia.Besos.

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  2. Suscribo tu alegato, Ybris. A mi no me dan pena ellos, ni me conmueven lo más mínimo. También me llena de indignación que siempre se cumpla otro refrán castellano: «pagan justos por pecadores». Si que me preocupa y mucho la situación a la que se ha llegado, tan irresponsablemente, dejando a un lado de manera desmedida la previsión de las consecuencias que podría tener un fallo en el engranaje de falsa riqueza sobre la que se ha fundamentado la gran avaricia de unos cuantos y la pequeña avaricia de otros muchos que también se han dejado arrastrar por esta interesada ceguera colectiva. Tengo la sensación de que esta crisis culmina un proceso. Este modelo de crecimiento desmedido se ha ido de madre, hace días. Los últimos veinte años han sido ya el colmo: economía financiera de peloteo, en eso se ha basado la euforia. En cualquier caso, el post es una denuncia: la culpa de la situación es de ellos, de los avariciosos.

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  3. Comparto tu indignación, querida Luisa, aunque no completamente tu análisis. Desde luego que la culpa es de los avariciosos, pero no de ellos solamente: también de los gobiernos ultraliberales, como el de EEUU, que les han dejado hacer lo que quisieran sin regular nada ni poner freno ni tasa a su desvengozada actuación. Y eso que hace ya algunos años hubo quiebras sonadas y se puso muy en evidencia la catadura moral de los directivos norteamericanos. Y también los ciudadanos tenemos cosas sobre las que reflexionar: ¿por qué damos nuestra confianza y colocamos en los gobiernos a quienes no creen en absoluto en el valor de lo público? ¿No han demostrado infinidad de veces que ponen todo su esfuerzo en actuar de modo que beneficie siempre a las empresas privadas, sean éstas del campo de la sanidad, la educación, los servicios sociales o las obras públicas? Ponemos al zorro a guardar el gallinero. A veces me pregunto si estamos bien de la cabeza. Besitos, querida amiga.

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  4. Ya, tienes razón Isabel. Fijate que he introducido aquello de la «pequeña avaricia de otros muchos»: todos aquellos consentidores que también han/hemos aprovechado la situación, que veían actuar a los grandes tiburones de las finanzas y de las inmobiliarias y lejos de denunciar la falacia han seguido sus pasos a pequeña escala: la reventa de pisos en plano ha sido otro pelotazo-cutre estilado en este país, por ejemplo, practicado por mucha gente. Inocentes: casi nadie en este primer mundo, y en los demás, tampoco todos. Pero siempre hay quien tiene muchas más responsabilidad, porque tiene mucho más poder: incluidos los gobiernos.Besos, Isabel.

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  5. Te puedo asegurar que la crisis Ninja es de los artículos más clarificadores que he leído últimamente y, te puedo asegurar, he leído unos cuantos.

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  6. Lo peor es que las «miserias» de toda esta gente que llora cuando ve una gráfica descendente arrastran tras de sí las miserias reales de mucho personal.De todos modos, yo siempre estoy en crisis, así que no entiendo el revuelo que se monta alrededor de tal fenómeno, que, dicho sea de paso, algunos pensamos que es inducido y publicitariamente explotado con el fin de lograr la implantación de reformas o la creación de fortunas que de otro modo no estarían bien vistas. Y si no, al time.Besos

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  7. Coincido contigo, Isabel. Yo seguro seguro que no he leído tantos como tú. Procuro mantenerme atenta, nada más. Pero éste artículo me parece de libro. Besos.————————-No sé, Escalones, a lo mejor tienes razón. Pero hoy por hoy no lo veo tan claro como tú. Yo sí que creo que el globo les ha estallado en la cara a muchos. No creas que todo el mundo, por muy tiburón que sea, es tan inteligente como para programar a posta semejante bochinche como el que hay montado. Y está montado. Las cuentas de muchas empresas empiezan a confirmalo. Independientemente de que el movimiento orogénico inical, el epicentro, sea pura especulación, puro peloteo: pero ese es el problema, precisamente. Construir sobre el aire. En cuanto a las fortunas, ya se han creado, muchas y muy grandes. Nadie ha dicho ni mú. Todo el mundo ha mirado para otro lado, o incluso se ha alabado la «perspicacia» de tanto super-broker y super-financiero. Esos no se van a volver pobres, seguro. Pero han sido unos irresponsables. Quizás hasta preferiría que ésto que sucede fuera un tanto por cierto de montaje, inducido, como dices. Me haría pensar que es controlable fácilmente. Pero no lo creo. Se superará. Pero me parece que es un aviso de un mal del sistema, de un sistema al que se le está forzando la máquina, un aviso serio.

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