Luisamiñana

La reflexión sobre la Sociedad de la Información necesita mentes deslocalizadas como la de  Saskia Sassen. Como ella misma ha dicho en la masterclass que ha impartido hoy en Zaragoza (Urbanismo de código abierto para urbanizar la tecnología – no podía haber título que mejor me incitara a ir a escuchar a esta mujer), en el nuevo edificio-programa Etopía, necesitamos un pensamiento capaz de situarse y re-situarse constantemente antes de y frente al método conocido de reflexión.

Me he sentido particularmente identificada con dicha opción, y también con la de la necesidad de enfocar las zonas en sombra que deja el discurso tecnológico dominante (casi tenologicocrático, diría yo). No para alejarnos de la tecnología, sino para «recuperar» (Sassen ha empleado este término unas cuantas veces durante su intervención) la filosofía del «making», del trabajo de proximidad, del trabajo artesanal (y esta adjetivación conceptual del «making» es más bien mía).

La tecnología pone a nuestro servicio instrumentos muy valiosos como la interconectividad, el intercambio de conocimientos, la velocidad de uso. Ello, empleado por los actores que se mueven en esas zonas en sombra actuales, puede desestabilizar los términos presentes de la política.

Estoy de acuerdo. Y también en lo que se refiere a la traslación de esto mismo al ámbito de la creación, donde valores con la intertextualiadad, naturaleza mutativa, intergéneros, etc, nos pueden ayudar a establecer puentes reales entre los creadores puramente tecnológicos (hoy en día bastante al margen de los creadores, digamos, más tradicionales – es difícil establecer unos términos suficientemente aptos para designar a unos y otros). En este momento, tanto unos como otros se encuentran en zona de sombra.

En lo que se refiere a mis puntos de interés, aún cabría un tercer territorio que sacar de la sombra: el  de la intersección entre el arte, en los parámetros descritos, y el de esas zonas en sombra del entramado social.  Es una colaboración todavía por definir, en lo que se refiere a las herramientas tecnológicas que fundamentarían la intersección, las tareas que se podrían realizar, etc. Porque es algo que va mucho más allá de lo que la propia Saskia Sassen ha vislumbrado y dibujado levemente en cuanto a las formas en que tecnología y arte pueden encontrarse dentro de un contenido social (no es su terreno el arte, como bien ha apuntado ante la pregunta de uno de los asistentes, aunque ha hecho todo lo posible, y lo ha hecho con gran lucidez, para intentar contestarle) Quizás cuando consigamos empezar a trazar los caminos de este terrritorio empezaremos a crear Cultura 3.0 (por seguir «el método»).