Mi padre murió el 22 de septiembre de 2012, a las cuatro de la madrugada. Muchos años antes, de otro día y otro mes, pero a la misma hora, había nacido yo. En mi familia suceden extrañas coincidencias con las fechas y horas de nacimientos y muertes, este de las cuatro de la madrugada no es el único. No sé explicarlo, pero es como el último vínculo, fortísimo, con mi padre, en la frontera entre la vida y la muerte. Cuatro de la madrugada, la puerta, el abrazo.

Las últimas horas de papá estuvieron tan llenas de ternura como algunos momentos de mi infancia compartidos con él.

Born es el primer poema «No Morir». Mi padre trabajó muchos años en el mercado del Born, en Barcelona, y algunos domingos de verano, por la tarde, tenía que ir a comprobar que las cámaras de almacén de frutas para el que trabajaba, que si no recuerdo mal se llamaba «Perales», seguían funcionando. Muchas de esas tardes me llevaba con él. El título juega, evidentemente, con el nombre del mercado barcelonés y el adjetivo inglés «born».

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