Foto: Karola G (en Pexels)
La genética nos ha proporcionado a algunas personas de mi familia una epidermis tan pálida como delicada, que exige tenaz protección y cuidados. Lo hemos aprendido a fuerza de experiencia propia, de consejos médicos, pero también de escarmiento en piel ajena. En los años ochenta a la abuela Carolina le diagnosticaron un cáncer de piel, situado para más inri en la zona lateral del rostro. Dos rápidas y eficaces intervenciones quirúrgicas llevadas a cabo en el Hospital de Calatayud y el subsiguiente tratamiento vencieron al alien, y nuestra abuela falleció finalmente de su propia vida gastada, como era su irreductible voluntad.
En 2012, su hija mayor, la tía Casimira, mi tía-madre, también tuvo que ser intervenida, en el Hospital Miguel Servet, con prontitud por igual causa, prácticamente sobre la misma zona del rostro. Después recibió varias sesiones de radioterapia hasta el alta médica.
Hace un par de años detecté una extraña mancha en mi cara, en la misma área que mis mayores. Me puse en lógica guardia y acudí a mi médica de cabecera, por si era factible echar un vistazo preventivo a esa sombra. Ella cursó petición para la especialidad de dermatología, aludiendo a mis antecedentes. Nunca recibí citación desde la sanidad pública. Esperándola, la mancha pareció disminuir su intensidad y al final me olvidé de ella.
El año pasado fue apareciendo otra cosa rara en mitad de mi nariz, con ciertos cambios en poco tiempo que no me gustaron. En esta ocasión opté por pedir cita con una dermatóloga en la sanidad privada -me la puedo permitir y fue una decisión necesaria familiarmente en un momento dado-, a la que ya había recurrido hace algún tiempo. La doctora intervino sobre el pequeño alien nasal sin pensárselo ni un milisegundo. Ahora bien, aclararé: no pude acudir a la consulta que esta profesional tiene en las dependencias de la compañía privada de seguro de salud en la que cotizo mensualmente, porque cuando demandé mi cita, su agenda ya estaba cerrada para varios meses. Así que terminé en la consulta privada, donde no atiende a clientes de la compañía, entiendo que por falta de acuerdo económico entre las partes. Es decir pagué doblemente la consulta privada de dermatología.
En fin. #Loquepasa: depauperación y desmantelamiento progresiva de la sanidad pública, privatización en diferido, a lo callando, pero en muy alto grado, precarización de los cuidados de salud, también los preventivos, pero mala atención también en la sanidad privada, que si no ha subido su precio directamente, ha bajado los estándares de la atención que dispensa ostensiblemente.


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