
Helia Alvárez es actriz. Por eso y porque también es «hipnopómpica», a menudo no encuentra la frontera entre ficción y realidad. Entre una y otra, transcurre su descubrimiento de ciertas historias de una familia, la suya, un tanto extraña y bastante deslabazada; una familia que crearon los acontecimientos históricos de siglo XX en España, y no las voluntades personales ni el amor. Helia es una desplazada temporal a causa de la Historia.
Las Hipnopómpicas es una novela «en marcha». Mientras la escribía, a lo largo de varios años, fui contando públicamente el proceso de trabajo a través de un blog. Además está pensada y organizada como un puzzle: su cronología aparece como lo hacen nuestros recuerdos en la memoria: aleatoriamente, pero con un sentido común. También es una novela con una ampliación transmedia povera. Recursos sencillos, como un precuela en formato radionovela, producida por TEA FM, un puzzle, o una lista de canciones, amplían las sinergías culturales del Territorio Poppins, el territorio hipnopómpico de escritura extraficcional, el mundo de Helia Alvárez. Las puertas a estos modos paralelos a través del sitio de Las hipnopómicas (enlace arriba)
Inicio de la novela:
Otros mundos donde habitan Las Hipnopómpicas:
Banda sonora: más de 70 canciones que sonaron en el siglo XX y XXI
Podcast: Píldoras radiofónicas Pop-pins. Precuela en formato micro-radionovela (loca). Producción: TEA FM

Puzzles en Pinterest e Instagram: para recorrer la narración a través de imágenes del transcurso temporal y revueltas reinterpretadas



Pan de Oro transcurre en la ciudad de Zaragoza, durante la primera mitad del siglo XVI, un periodo de gran riqueza para la urbe, a la que acudieron algunos de los más destacados artistas nacionales y también de Europa.
En el año 1518, casi a la vez que el nuevo rey Carlos I, llega a la ciudad el escultor italiano Pedro Milano, de la mano del acaudalado mercader y consejero real, Juan de Lacasa, con la pretensión de triunfar en su arte. Pero pronto surgirá una enconada rivalidad con Damián Forment, el imaginero predilecto de la sociedad aragonesa, que acabará por arruinarle la vida.
Las rivalidades personales están a la orden del día, en un tiempo de transición social, intelectual, técnica, en el que la imprenta introduce disrupciones importantes en el trabajo de los artistas (algún paralelismo pudiera hallarse con los cambios que hoy, con infinitamente más aceleración y hondura, estamos viviendo).
La historia de Pedro Milano, contada por su hijo póstumo, su viuda, su compadre Tomás Berasategui y por el historiador Miguel Sánchez, provoca en estos narradores co-protagonistas un caleidoscopio de emociones y reflexiones sobre sus propias existencias y, en realidad, sobre la frágil condición del hombre.
Pan de Oro se construye sobre una consciente transgresión de la frontera entre la Historia y la ficción que genera un territorio narrativo diferente, en el que ambas formas de conocer la realidad se alimentan la una a la otra como en un juego de espejos, haciéndose préstamos mutuos y constituyendo un único universo de incertidumbres.

