El Angel Riviere es un colegio nuevo. Ubicado en un pequeño y antiguo edificio, creo que ya lo he contado. Pero nuevo porque tan sólo lleva funcionando cuatro años. Los mismos que hace que Daniel está escolarizado en él (de esta historia de la escolarización de Daniel tendré que hablar un día). Desde el primer curso la APA ha conseguido que durante un trimestre los alumnos puedan hacer hipoterapia con alguna de las varias entidades que en Zaragoza se dedican a ella. Y la verdad es que es una terapia altamente beneficiosa para los chicos, que además se lo pasan muy bien, aunque a alguno, al principio, los caballos les asusten un poquito.
Nos contó la profesora de Daniel que este año la reacción de éste ha sido muy buena. Desde el primer momento mostró su disposición a colaborar en la terapia y recordaba perfectamente del año anterior cómo debía colocarse encima del caballo. Este comentario ratificó la alegría que Daniel manifestó el día anterior a empezar las prácticas, cuando en casa le comentamos que precisamente montaría a caballo en el colegio a la mañana siguiente. Su gran contento nos dejó de una pieza. Nunca lo había demostrado en extremo tal, aunque es cierto que siempre le ha gustado subir al caballo.
De la hipoteraria ya habló también Lamima hace un tiempo. Básicamente consiste en aprovechar el movimiento multidimensional de la marcha del caballo (que realiza más de cien movimientos al unísono) para el tratamiento de diversas afecciones física y mentales. En Internet hay mucha información sobre ella para el que le apetezca conocerla. Pero dejo aquí un enlace a uno de los sitios más interesantes y completos: Hipoterapia-Todocaballos.


Replica a Ana Muñoz Cancelar la respuesta