Tenía pensado contar hoy otra cosa. Además no es que esté muy lúcida, atrapada como ando en una de mis familiares jaquecas hemicraneales del alma ( aysss…). Así que sólo voy a apuntar un par de cosas.
Una, que Lamima cuelga hoy un post que no os debéis perder, si quereis conocer cuál es la realidad de la llamada via de “integración” en nuestro sistema de educación. La experiencia que está viviendo con Ainoa y que Inma explica muy bien, entre el dolor y el coraje, siempre con la fuerza y determinación que la caracterizan, os dejará las ideas bastante claras al respecto. Tanto esta vivencia actual de Ainhoa y su familia como otras que me han contando otras familias vienen a demostrar que todos los planteamientos teóricos se estrellan sistemáticamente, año tras año (y eso es lo grave) contra la falta de presupuesto económico, el desconocimiento de la problemática de las personas con discapacidad, la tendencia inveterada a la improvisación y -lo peor- la falta de interés de algunas personas en asumir retos. Al final, la situación siempre la salvan, como se pueda, algunos individuos voluntariosos. (Con permiso de todos, un inciso para Inma: no te vengas abajo; sé que no lo vas a hacer. Tocará pelear casi siempre. Da igual. Con el tiempo, siempre alguien termina entendiendo. )
Otra, que la problemática en el entorno de la educación especial (la enseñanza directamente adaptada a la situación de los niños con discapacidad que no pueden seguir la enseñanza “normalizada”) también presenta carencias, a pesar de que en ella, por lo menos, las cosas están mucho más claras en cuanto a las necesidades que se plantean y los medios necesarios para subvenirlas. Pero también dentro de ella he encontrado hechos inverosímiles y absurdos, y desde luego recuerdo, en el caso de Daniel, que el camino de comienzo no fue nada fácil. Otro día quizás cuente algunas cosas acerca de esto. Aunque es cierto que, debo decir, hoy en día la atención que conocemos en el colegio de Daniel es fundamentalmente satisfactoria.
En fin, no queda otra que seguir empeñándose en cambiar los parámetros con los que funcionan las cosas, día a día. También en el campo de la educación. Un ámbito en el que se creería que la capacidad de entender, de evolucionar, y de compromiso con las diferencias debería estar siempre presente. Sí, bastante triste. Los niños empiezan el colegio en medio de la algarabía y la alegría de TODOS ellos. Eso importa. Y afortunadamente eso es algo que va con ellos. La capacidad de sobreponerse a las torpezas y desaguisados de algunos adultos.


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