El primer día, la nueva profesora –con plaza definitiva, por fin- puso una nota en el “cuaderno de ida y vuelta” en la que contaba que Danielón se había portado muy bien ese primer día. El que mejor de su grupo. Nos sorprendió. ¡Se ha vuelto formal! ¡No puede ser! Incluso puso en el cuaderno que le había hecho caso todo el rato. ¡Obediente a la primera! Será para despistar. Será para hacerle la pelota y que lo coja de enchufado. Concluimos después. Y algo de ello debía de haber. ..
El tercer día la profesora ya se dio cuenta de que Daniel hasta la hora del almuerzo “no era persona”. De que pretender trabajar seriamente con él al principio de la mañana es como darse contra una pared de ladrillos. “He preguntado reiteradamente en la asamblea de apertura de clase si había venido Daniel hoy y ni ha contestado”, anotó la “profa”. “Daniel se corporizó por fin después del “petisuis” de media mañana”. “¡Ya…!” Contesto su madre en su nota para el día siguiente. Van conociéndose, nos dijimos. Esto marcha.
Y sí que parece que marcha. Daniel es, ya digo, muy tímido. Así que no es fácil que suelte sus chapurreos ni sus intentos de vocalización ante cualquiera. Pero en la comunicación de ayer la profesora contaba que se había pasado toda la mañana vocalizando sin parar. Y que a ella le había dado mucha rabia no entenderle. ¡Bien, dijimos en conversación telefónica su madre y yo! Aunque claro, comentó la sagaz madre de mi sobrino, es posible que no le haya entendido porque haya estado chapurreando en inglés: “mañana le mando al niño con subtítulos”. Así que en la nota de hoy desde casa al colegio habrá dicho algo así como. “¡Al loro!, Daniel dice, con gran esfuerzo físico, de corrido las vocales en castellano, pero los números los cuenta en inglés”.
Este ejercicio de vocalización es muy importante este año. Hay que trabajar en ello mucho, estimularle todo lo que se pueda. No se trata sólo de hablar, se trata también de masticar. Hablar y masticar forman parte de un mismo proceso. Así que ésta es una nueva asignatura en este curso de su “educación especial”. Uno de los objetivos para todos (tanto en el colegio como en casa) va a ser ése, que Daniel intente adquirir los movimientos reflejos necesarios para la masticación y avance en sus aptitudes fonéticas. Hasta ahora el peque sigue comiendo triturados (eso sí, muy consistentes y con ingredientes para auténtico gourmet). Pero ya es hora de intentar avanzar. Si algo se consigue no será una tarea a corto plazo. Llevará años. Y posiblemente no tendrá un resultado al cien por cien. Pero todo eso no se piensa de antemano. A priori sólo se piensa en trabajar, en el camino a recorrer, paso a paso. Sea cual sea el resultado final. Seguro que algo aprenderemos. De momento, hemos empezado con “chuches blanditas” y le «pirran”.


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