
La asociación Discapacitados sin Fronteras ha realizado una encuesta acerca de los parámetros y valores con que la sociedad aragonesa percibe la discapacidad y sus condiciones. Los resultados de esa encuesta los da a conocer hoy el periódico Heraldo de Aragón y pego a continuación el texto allí aparecido. Sólo un comentario: respecto al primer párrafo: porque mientras el “primer sentimiento” de la gente ante la discapacidad sea el de tristeza, duelo o simple compasión (y no quiero con ello decir que la gente no tenga buenos sentimientos, es otro asunto), no estamos sino poniendo una barrera más para la integración. Es algo de lo que me doy cuenta diariamente. He aprendido a distinguir muy bien entre las miradas que se dirigen a Daniel desde la comprensión y la sim-patía, de las que lo hacen desde la compasión. Ya me perdonarán, pero no soporto el “¡pobrecillo!”.
Prefiero la solidaridad.
Sobre el resto de la noticia, creo que no hay nada más que comentar. Habla por si misma: aunque falta mucho, algo vamos avanzando, sí.
«Aunque casi todo el mundo es consciente de que la discapacidad es una realidad y de que aún queda mucho por hacer en lo que se refiere a políticas de empleo para este colectivo, la supresión de barreras arquitectónicas o el transporte público, el primer sentimiento de más de la mitad de la gente cuando conoce a un discapacitado es de tristeza, duelo o compasión.
Así lo muestra un estudio que ha sido elaborado por la Asociación Discapacitados sin Fronteras, y para el que se encuestó a 646 zaragozanos mayores de 16 años entre los pasados meses de abril y mayo.El informe buscaba concretar qué imagen social tienen las personas con discapacidad y, aunque las respuestas fueron muy diversas, quedó patente que hay una sensación que arrasa entre los zaragozanos.
El 95% de los encuestados aseguró estar «de acuerdo o muy de acuerdo» en que la Administración ayude a personas con discapacidad y a sus familias, pero un 77% de ellos valoró que los organismos públicos se implican «poco o nada» en brindar estas facilidades.La coordinadora técnica del estudio, la socióloga Elena Carrasco, y otra de las coordinadoras, Conchita Gálvez, destacaron ayer que el dato es negativo a pesar de que, en el momento en el que se hizo la encuesta, la sociedad estaba muy influenciada por la campaña electoral, en la que la Ley de la Dependencia tuvo un papel destacado. De hecho, solo un 17% de la gente manifestó que la implicación es «bastante o mucha».
Por otra parte, seis de cada diez zaragozanos valoraron que no se destinan a este sector de población (que supone el 10% del total), tantos recursos como a jóvenes, inmigrantes o personas mayores. ¿Por qué sucede esto? Los ciudadanos concretaron que había varias razones, como que los discapacitados «no interesan, no son rentables y no se les valora» (28,6%), o «son pocos y no protestan» (27,6%). Además, un 5,7% estimó que sucede «por intereses políticos o de la Administración».Como soluciones, los encuestados marcaron el empleo, las barreras arquitectónicas, la vivienda y el transporte como los sectores en los que hay que mejorar para brindar a los afectados una mejor calidad de vida e integración.
Realidad cercana
Ya al margen de los aspectos que tienen que ver con la Administración, el 86% de las personas aseguraron conocer a alguien con discapacidad. En más del 50% de los casos, la relación que mantenían era de amistad, y casi todo el mundo defendió la integración.No obstante, seis de cada diez encuestados afirmaron creer que la discapacidad condiciona la vida de las personas que la padecen que, dependiendo del grado de limitación, tienen que adaptarse a las situaciones. Por ejemplo, el 23,6% de los encuestados piensan que un discapacitado no puede vivir solo, y un 8,2% asegura que «la sociedad no está preparada».
Estos datos sostienen un pensamiento que, según las autoras del estudio, está cada vez más presente, el de que «se diluye socialmente la línea que separa discapacidad y dependencia».
Elena Carrasco defendió la importancia de que se fomente el empleo entre este colectivo, ya que «no se cubren las plazas reservadas, y quien no tiene trabajo, nunca tendrá autonomía».»
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