Antes que ninguna otra cosa, hay que felicitar a todos: alumnos, docentes, ayudantes, personal de mantenimiento, fisios, logopedas, etc. Ha sido fantástico, de verdad, todo ha quedado engranado con una naturalidad sorprendente. Más teniendo en cuenta las dificultades motrices y de comunicación de los chavales, que estaban todos muy bien ataviados y maquillados: en ello han colaborado también tres alumnas del IES María Moliner de Zaragoza, que están haciendo prácticas durante todo el trimestre en el colegio, y tres alumnas de Estética, que han maquillado a los chicos.
La función ha arrancado con los alumnos medianos que han representado una estupenda adaptación de Ratatouille. Todos vestidos de cocineros, cada alumno ha aportado un ingrediente al plato cocinado. Han mostrado cada uno de ellos lo bien que se manejan con los sistemas de comunicación aumentativa: algunos accionaban sus mensajes grabados mediante pulsadores; un alumno ha utilizado el unicornio y el ordenador para comunicarse. Y los que pueden hablar han dicho su texto con gran afán. Todos han seguido perfectamente la evolución de la historia y se han movido por el escenario con mucha soltura.
Después han venido los pequeños: la clase de Daniel y su gemela. Han representado el cuento La gallina Marcelina; una gallina que habitaba en una granja de animalillos un poco vagos que nunca querían ayudarla en sus tareas, sobre todo en la siembra, cultivo y recolección del trigo. Pero al final todos querían comer del excelente pan que le había salido a la gallina y a sus polluelos. La gallina les enseñó que para disfrutar del resultado hay que saber colaborar con el esfuerzo. Un presentador muy especial, Cristian, nos ha introducido primero al cuento y luego, al final, nos ha deseado unas muy felices navidades. También aquí los chicos han hecho uso de pulsadores y mensajes pregrabados.
Por último, los mayores han puesto en escena una brillante coreografía evolucionada sobre la música de Cantando bajo la lluvia. Sencillamente una hermosura: de colorido, de sincronización, de alegría. Han girado paraguas multicolores por el escenario y volado globos gigantes por todo el teatro.
Para cerrar la función, un espectáculo de luces y sonido en plan intimista: los chicos han ido dejando unas velas sobre el escenario con unos efectos muy bonitos.
En el fin de fiesta, cómo no, han llegado los Reyes Magos a repartir los regalos a los chicos. Daniel ha hablado un poco con Melchor, que le ha dicho que había dejado un obsequio para su primo Víctor en el coche de Inma, porque al colegio sólo habían llevado los regalos de los alumnos. Daniel nos ha confirmado este asunto cuando lo hemos recogido y Víctor se ha puesto como unas castañuelas de contento, aunque también estaba un poco perplejo. Pero ciertamente, cuando hemos llegado al coche allí estaba su regalo. Entonces, Daniel ha reclamado tener cerca el suyo también y ambos han vuelto a casa más contentos que unas pascuas.
Para entonces mi sobrino ya se había tranquilizado un poco, porque ha bajado del escenario tan excitado y nervioso que no había manera de manejarlo bien para sentarlo en su silla, después de quitarle el disfraz de pato. Todo su empeño era contarnos cómo había ido todo. Y es que ha ido francamente bien. Muy bien.
– Sólo una cosa: si el Angel Riviere fuera más pequeño y estuviera concebido como un módulo dentro de un colegio donde fueran por igual niños con problemas y niños sin problemas, el festival hubiera sido ideado para que todos pudieran actuar en él, cada cual a su manera. Hubiera sido una función de Navidad donde los niños sin problemas hubieran aprendido como tiene que hacer las mismas cosas que él hace un niño con problemas: qué dificultades se le presenta, cómo las solventa, qué alternativas tiene. Y Daniel y sus compañeros sabrían que efectivamente los otros niños hacen cosas parecidas a las que ellos hacen , sólo que de otra manera. Pero sí, ha estado bien, y lo hemos pasado muy bien. Gracias chicos.
Para todos, Feliz Navidad.


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