Carta de Federico García-Lorca a Pepín Bello:
Querido Pepín: Ya estoy en Granada, pero sin carta tuya. Eres un tío ya incorregible. Vivo en la preciosa Huerta de San Vicente, llena de jazmines y rosales. Un aragonés no puede nunca saber del dolor de cabeza producido por las flores en la noche andaluza. Del jardín sube a mi cuarto un aire divinamente irrespirable. Por las noches subo a Granada con mis amigos. Hay centenares de mujeres vestidas de odaliscas sudorosas y llenas de gasas. Los tranvías se ponen estilo árabe y mi corazón estilo… Bueno ¡estilo checo-eslovaco! No bebo cerveza porque no me gusta la de Granada, pero sí bebo vino y de ¡buena clase¡ Se hace lo que se puede. El pobre Emilio [Prados] está otra vez malo, ¡qué tristeza más grande! ¡Recuerdos a todos! ¡Escríbeme, por Dios! No seas penco.
¡Un abrazo de verdad!
Federico
(a mis señas de Graná)



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