Sonia quería tener la letra por escrito, para entenderla bien. Yo he estudiado un poco de italiano. Pero la que lo conoce bien es la madre de Daniel. Así que a mi vez le envié la canción a ella, para que hiciera una buena trascripción. Me dijo que “estaba chupada”. Y ayer por la tarde la puso por escrito.
Mientras ella estaba en el cuarto del ordenador, pasando una y otra vez “Metti, una sera a cena”, y escribiendo la letra en un papel, Daniel y yo andábamos en el salón escuchando a Mozart, en los mágicos dedos de Fazil Say, un disco con los klavierkonzerts que le encanta. Hasta que el bossa nova pudo más. Daniel tenía que saber qué era aquello que sonaba al otro lado del pasillo tan melosamente, con tanto ritmo, qué era lo que escuchaba su madre. Abandonamos al pobre Mozart a su suerte. Luego fue la bomba.
Con la trascripción en italiano en la mano, Inma y yo improvisamos un entusiasta karaoke sobrepuesto a la voz de Florinda Bolkan. Daniel atónito, con la boca abierta, pedía bises sin parar. Entre medio, le expliqué que aquellas melódicas palabras pertenecían a un idioma que se llama italiano, que era diferente del castellano y del inglés que, como sabéis, también identifica. Le pregunté si ese nuevo idioma le gustaba y contestó, evidentemente, que sí, y ya le oí decir “ogli”, así que….Los dos últimos bises de “Metti, una sera” no sólo cantamos, también bailamos. Luego, al baño.
De la temática de la película y del texto, no le explicamos nada, claro. Creo que él aún no tiene edad. Así que yo no digo más al respecto: a ver si 39 Escalones nos hace un estupendo post algún día de éstos.

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