ORFIDAL
I.
Mi madre me persiguió escaleras abajo
(lágrimas retenidas en las palmas de la mano)
cuando escuchó aquello de «voy a
suicidarme».
Llegar alto, Vida, muy alto,
y arrojarme después al vacío
con los ojos muy abiertos
y la sonrisa muy cerrada.
Eran tan niña.
(ATEO/POETA)
Éste es el camino del poema desde el que he caído,
el camino de los versos que perdí
mientras descendía por las paredes de mi propia garganta 
«Peregrinatio…», decían algunos dioses,
y yo preguntaba sosteniendo sobre mis manos el grito:
¿quién ha osado viajar mi vida?
Reza hoy el que ayer creía.
HE VENIDO A ESTA ISLA COMO UN CANGREJO. Sin dejar atrás los recuerdos, atesorando polvo debajo de la cama. Dejo rastro, te lo regalo. Te dejo mi huella, para ti. Piensa en mí ahora. Una guitarra que flota en mil pedazos rota, mil canciones. Encuentra, zahorí, la última gota, la muerte. La primera, la vida. La caricia, la flor en el pelo, su rocío. El agua, el sudor. Este poema duele, por eso ya lo acabo.
Léeme bien, que donde digo «muerte» quiero decir que «en realidad me muero de vida». Donde digo «he venido a esta isla para no morirme» quiero decir «ven a salvarme, a sanarme». A este poema le sobran versos, le faltan besos. Y son los tuyos.
Léeme bien, o no me leas, porque lo demás urge
(madrugada domingo)
* Los fragmentos pertenecen al libro «Sólo para la noche» (Lola Editorial) que Ana Muñoz ha presentado esta tarde-noche en la librería Antígona de Zaragoza, bien acompañada por Manuel Forega, Ángel Guinda, Octavio Gómez Milián y Ángel Gracia.
ana muñoz forma parte de Louisiana -la otra parte (la de Louis) es Luis Nublado- que han tocado al final de la sesión: dos canciones sobre todo me han parecido buenas, realmente buenas.



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