A bien decir, creo que la crónica escrita por Manuel Forega, en mitad de la madrugada, a poco de cerrar la sexta edición de este año de Poesía para perdidos, no necesita añadido ninguno, ningún argumento sumará creo yo nada substancial a lo que él escribe:
Sin embargo, tanto intervinientes como lectores merecen que reiteremos que los espectadores reunidos en La Campana de los Perdidos respiramos ayer por la noche una atmósfera celularmente viva, respiramos palabras y fuimos sometidos a un proceso básico de exhumación poética:
José Luis Piquero y
Eva Vaz permeabilizan la vida y la transmutan en barro poético maleable; pero sus voces mostraban anoche, en el transcurso de la sesión de poesía para perdidos, que el resultado no permanece inalterado una vez concluido el proceso, muy al contrario cada vibración añade nueva carga vital al lenguaje.
Piquero y las máscaras, como él reiteró (y bien analiza Forega). Cuando Piquero pone en pie sus máscaras, sus personae, levanta en realidad una delicada tramoya como una fábula: pero sin exempla final. Pensamiento y sentimiento que libremente crecen y se reconocen así -buscando hacia afuera- como propios. Una técnica clásica que la profundidad de la experiencia dinamita y el lenguaje husmeador quiebra en riesgos.
Eva Vaz leyó muchos poemas que nunca había leído, dijo. Porque estaba a gusto. Y eso hay que agradecerlo grandemente. Eva Vaz leyó esos poemas donde aparecía sobre todo la necesidad de trasmutar el dolor (bien lo dice Forega) y lo que quema. Trasmutarlo simplemente en constatación, porque el dolor no se esfuma ni siquiera ordenándolo en poemas. Aunque q

uizás, si se ordena y se constata ese dolor, una adquiere la mínima distancia precisa para la respiración. Decir para seguir viviendo, o algo así. Poemas del cristal turbio.
Añado alguna sensaciones. Pero para saber de la literatura de Piquero y Vaz, si no lo habéis hecho antes,
pasad por el túnel ——> hacia
maestro Forega (una de las ventajas de la red, si algo ya está dicho y bien, no hay ninguna necesidad de trabajar en vano:)
José Luis Piquero y Eva Vaz han recorrido 2.000 kilómetros, venida y vuelta, para componer la sexta edición de Poesía para perdidos: espero que no hayan extraviado nada en esta visita (o mejor sí, según se mire, claro). En cualquier caso, fue la de ayer una velada de voces eminentemente nocturnas.
Como la de
Rafa Sanemeterio -voz de bluesman rockanrroleada- y como la del viejo piano de La Campana al que
David Guillén pone a tono cada vez que lo desenfunda y lo devuelve al escenario. Como también dice Forega, Rafa -voz (portentosa, califico) e histrionismo magistral- se come la distancia entre escenario y público de manera inmediata y natural. David disfruta al piano y eso se nota, y yo creo que es un pianista ductil y muy centrado. Ambos forman
Cuidado con el perro: sabedlo. Volvieron a cantar»me» Perfect Day, aysss: gracias chicos. Y cantaron para cerrar, cómo no,
El intelectualoide, sin duda, como say too
Forega, el himno de este ciclo que organiza: la
Asociación Aragonesa de Escritores.

Yo es que me lo paso muy bien campaneando.
Aún no ha subido su crónica Fernando Sarría, pero cuando lo haga ya sabéis, seguro, dónde leerla: blog de Sarría
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