En estos días apenas dispongo de tiempo para escribir. Tampoco mucho para leer. No es una queja como tal, quizás sí. Sobre todo es una manifestación en público de la necesidad de reorganizar algunas cosas y también la manera de disponer en el tiempo las tareas y las ocupaciones personales insoslayables. Todos supongo que tenemos que hacerlo de vez en cuando.

No tiene nada que ver con la circunstancia a la que aludo arriba, pero han comenzado las
fiestas del pilar en Zgza. Al parecer la raíz indoeuropea de la palabra latina
festus (de donde proviene la nuestra
fiesta) es la misma que la que origina la palabra griega
theós. Theós significa, como todos sabéis, dios. Pero resulta que la misma raíz indoeuropea desemboca en el término latino fanum, que quiere decir templo, pero que también forma parte de la palabra profano, la cual entre sus significados tiene el de aquello que no es sagrado, incluso el de libertino, y también el del que es muy dado a las cosas del mundo.
Ayer por la noche, recorriendo las calles céntricas de la ciudad (después de llegar tarde al concierto de Los Secretos+Taxi) era apabullante la sensación de transformación urbana. La gente le había dado la vuelta a la ciudad. La gente ocupaba la ciudad -mucho, la ocupaba absolutamente, sí- y lo hacía no por obligación (por obligación se sale a la ciudad a trabajar, al médico, al notario, al colegio), no, lo hacía para convertir el espacio en un templo de la apoteosis de las endorfinas y del no me importa, de la inversión del sentido de las cosas (ejemplo palmario de esta inversión: la gente se había adueñado invasivamente de la calle Manifestación, muy céntrica; la calle no estaba cortada a la circulación -pero los escasos vehículos que osaban circular por ella lo hacían con la parsimonia de la cámara lenta, sin atreverse a importunar a los paseantes, ¡viva la humanidad!). La inversión de sentidos es necesaria periódicamente, ya se sabe, para seguir soportándonos, como debe de serlo la de los polos magnéticos.
Más cosas que quería contar brevemente:
Una, que ya se ha publicado el número 15 de la revista
Narrativas, que dirige el novelista y fotográfo Carlos Manzano. Ya sabéis que
Narrativas versa sobre diversos aspectos de la narrativa contemporánea en español, dedicándose al ensayo, relatos y reseñas literarias. Hay en este número un buen número de trabajos destacables.
Otra, que entre los días 27 y 30 de octubre celebraremos en Zgza
Escribit.
Escribit es un foro de encuentro y debate sobre la interrelación entre literatura y (nuevas) tecnologías. Está organizado por la
Asociación Aragonesa de Escritores y patrocinado por el
Gobierno de Aragón. Cosas de las que hablaremos: la creación digital, internet como espacio de creación, la nueva economía de los derechos de autor, los nuevos soportes culturales, los canales de difusión cultural en el mundo digital, etc, etc. Gente que estará con nosotros para intentar ver un poco más allá: Eugenio Tiselli, Leónidas Martín, Emilio Gil, Amador Fernández Savater, Pedro J. Canut, Luis Collado, Juan González de la Cámara, Fernado Tricas, Jorge Carrión.. y todos los que queráis asistir puesto que la entrada será pública: Biblioteca de Aragón. El blog de Escribit con toda la información:
http://escribit.net —> será inevitable hablar más adelante de Escribit nuevamente.
Item más, que la noche entre el 31 de octubre y el 1 de noviembre -ahora conocida como
Halloween, antes como noche de difuntos (creo que prefiero
Halloween, le quita transcendencia y como soy miedosa..) – también la
Asociación Aragonesa de Escritores organiza una jazz sesion de poesía y relato en torno al tema del miedo (precisamente). Durante esa jazz sesion se entregará el
Premio Poesía del Miedo, que convoca y concede la editorial
Olifante, y habrá actuaciones y lecturas, proyecciones, música…
Hablando de miedo, se llama el evento que celebraremos en
La Bóveda, el espacio estupendo del que dispone el Albergue Juvenil de Zgza, en la calle Predicadores. La Bóveda es el sótano del antiguo palacio de Pedro Arbués (yes, el inquisidor -todo acompaña).
Ah, y por último: 
Esa misma tarde, me habré ido primero a Uncastillo (Cinco Villas), una localidad bellísima por cierto. Allí
Jesús Malón (el hombre que más libros de
Pan de oro ha vendido, siempre gracias por ello) presenta su libro
Areles, en torno a la memoria histórica.
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