Pues nada ¡a la librería que nos dirijimos!.
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Un buen lugar para pasar un buen rato, Marcos, con éstos u otros libros y gentes.
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No he visto el libro todavía. A mi el Yin de adolescente me gustaba poco. Me llamaban la china en el colegio. Imagínate la sorpresa al ver el título.A ver si puedo esta semana darle un vistazo. Ando de viaje, amarilla pero de bilis por exceso de biodramina. Nada poético, pero muy real.Hala, vaya rollo que he soltado,I said,K,Marta
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Yo el único amarillo que he visto estos días es el de Piolín con mis sobrinas… Bueno, y el amarillo chillón del chino de al lado de casa cuando se cabrea…Habrá que echarles un ojo. A los libros, digo. Creo que me tomaré una biodramina yo también.Besos.
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Queridos amarillos míos, Alfred y Marta. Yo también me pongo amarilla con la biodramina. Pero ese amarillo no me gusta. Me recuerda malos viajes. Prefiero el amarillo que no marea: como el del sol.Besos con sol, pues, hala.
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Por fin puedo dejar las palabras que guardaba: el amarillo por fin de la buena suerte.
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Luisa: algo pasa últimamente con el amarillo. Antes lo detestaba, ahyora lo veo y lo veo, me busca, y yo mismo lo busco. ¿Eso se llamará transformación… colórica?Un abrazo,
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