Addenda:
Lo ha recordado Ybris en su comentario, y creo que realmente merece la pena recordarlo. El video con el monólogo sobre «El sueño americano» de George Carlin comenzó a circular hace ya un tiempo, pero cada vez se perfila más certero:
Más addendas necesarias (los dos textos de sendos comentarios dejados por Carlos Manzano):
Comentario1. «El juego de la especulación financiera es un juego a corto plazo: se trata de sacar la máxima rentabilidad en el menor plazo posible. Al precio que sea. ¿Qué son los mercados financieros? Individuos, grupos económicos, entidades financieras y crediticias, lobbies, agencias que manejan ingentes fondos de inversión, multimillonarios que ya ni saben dónde colocar sus colosales ganancias… En fin, gente toda ella, como se ve, de buenos sentimientos y altruista corazón. La lógica de un especulador financiero es sencilla: ¿por qué conformarte con prestar unos cuantos miles de euros al 2,8% si puedes hacerlo al 5% o al 6%? ¿Y cómo se consigue que un Estado tenga que emitir deuda al 5 o al 6 (o al 8% como llegó a pasar en el caso de Irlanda) en vez de al 2,8 o al 3%? Si consigues expulsar del mercado de deuda de un país a los pequeños inversores, más recelosos y menos arriesgados, con las excusas que sean, los grandes especuladores, los que manejan sumas exorbitantes –algunos de ellos también enriquecidos en la época dorada del boom inmobiliario norteamericano que finalmente derivó en la crisis actual– tienen una capacidad mayor para exigir más rentabilidad al dinero que prestan a los Estados para sufragar el déficit. Las agencias de calificación, auténtica mafia del sistema financiero internacional, una especie de matones que te amenazan con la quiebra si no sigues al pie de la letra las consignas de la ortodoxia económica neoliberal, así como los diarios internacionales al servicio de los grandes lobbies económicos, como por ejemplo The Finantial Times o The Wall Street Journal, sólo tienen que extender la duda sobre la solvencia de tal o cual Estado tanto como les sea posible: siempre habrá quien les crea; y, de cualquier modo, ante la duda tenemos a Alemania, que paga poco pero que, “por lo que parece”, es segura. Terreno despejado para los que se enriquecen verdaderamente con este juego de especulación pura. Además, desmantelando el Estado del Bienestar, o lo poquito que nos queda de él, estamos abriendo terrenos para que la “iniciativa” privada –es decir, la otra parte del capital de estos grandes “inversores”– pueda encontrar nuevos campos de actuación y, por ende, nuevas fuentes de enriquecimiento en lo que antes era un servicio público.Bueno, Luisa, no sé si este rollo habrá servido para algo. Lo cierto es que la realidad es bastante más compleja que estos breves apuntes que he puesto más arriba, pero de alguna manera hay que concretar y definir lo mejor posible qué se esconde bajo esa nube informe que llamamos “mercados financieros”: una ilimitada e imperecedera avaricia humana. Conviene recordar que las grandes fortunas que se amasaron durante el periodo boyante de las hedge funds y las hipotecas basura no han salido nunca del bolsillo de sus dueños. Quienes se están forrando en este momento tampoco perderán nunca nada de lo ganado. Y, la verdad, es que a mí se me ocurre muy poco que podamos hacer para evitarlo. Porque o cedes a su presión, o tienes que colocar tu deuda a un precio insostenible para un Estado. Podríamos subir impuestos para depender menos de la financiación pública, pero creo que la gente tampoco está muy por la labor. Así que de momento es lo que hay. O eso creo. Ojalá me equivoque.»
Comentario 2. «Como complemento a mi extenso y, a pesar de eso, superficial comentario*, y por si a alguien le interesa entrar en el fondo de todo este lamentable asunto, hay un libro de descarga gratuita, más que interesante, titulado «Por qué se cayó todo y no se ha hundido nada», que se puede obtener en la siguiente dirección web:
Sólo me quedaría decirle a LaMima que, lamentablemente, no existe límite a la avaricia de esta gente; se trata de ganar más en menos tiempo, siempre y a todas horas: ese es precisamente su objetivo. Esperar por su parte una rectificación voluntaria y un comportamiento altruista es sencillamente soñar imposibles. No hay límite alguno a su afán acaparador. Las únicas soluciones que se pueden aplicar son globales y tienen que venir desde las instituciones internacionales. Por eso veo tan complicado pararles los pies. Al fin y al cabo, quien tiene el dinero manda: en eso consiste más o menos la «democracia occidental», y por eso el sistema ha resultado tan duradero y tan sólido: jamás ha amenazado el poder y los intereses de las élites económicas y financieras.»
* Juicio del autor que no comparto.


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