Reconozco que cuando oí/lei/vi la primera noticia acerca de los pájaros muertos en Arkansas, en Louisiana, en Suecia recordé, como la mayoría de las personas que hablaron de ello en la Red, la serie Flashforwad. Me llamó casi más la atención esta forwad-coincidencia que el hecho real en sí. Tal cual funcionan ahora nuestras referencias mentales.
Luego me puse a buscar a través de Google, de una manera un tanto aleatoria, cuestiones y conceptos que pudiera encadenar a ése de las lluvias de pájaros muertos, pensando que realmente éstas muestran una vis francamente apocalíptica. Pensaba que al cabo de darle vueltas tendría un post de la serie «Síntomas de la entropía». Y acaso así pudiera ser. Pero me he ido por las ramas demasiado: he leído libros sobre el caos (teoría matemática) y el sistema financiero, sobre el sistema financiero y sus derivas desde la liberalización de las cotizaciones de divisas en los años 70 (derivas que nos han traído a estos océanos críticos de hoy, claro), sobre el Apocalipsis de San Juan, sobre la aceleración del desplazamiento del polo magnético y también he leído unos cuantos poemas (Cernuda, Lorca, Juan Ramón, Neruda…) porque la metáfora del pájaro muerto ha sido muy utilizada por los poetas.
Realmente para un griego o un romano la lluvia de pájaros muertos sería un muy mal augurio. Y si se une a la muerte de los pájaros (ahora ya también en México y en Italia, que se sepa) la de los peces y crustáceos, el augurio sería negro-negrísimo (que ya lo dice el Tarot). Así que, por favor, dénme una explicación que no me lleve a creer que los explicadores piensan que soy idiota.
No conocía (lo reconozco) la obra del escultor
Amancio González. Un pájaro muerto tiene la culpa de que la haya descubierto (una deriva estética de mi búsqueda). Resulta que la web de Amancio Gónzalez tiene como frontispicio un poema de Gamoneda. Pero lo que me ha impresionado es su obra. Y no precisamente la que más una escultura que sostiene un pájaro muerto en la mano (he encontrado la web del escultor a través de la fotografía de esa escultura). Por lo que he observado, Amancio González funde figuración y abstracción (a veces a través de la propia figuración) y sentido narrativo con expresión conceptual y el resultado (en piedra, madera, bronce o hierro) es un arte de la contundencia, de la pura expresividad: presencia sobre presencia. Muy impactante.
Figura sentada con pájaro muerto. 1998
Hierro y bronce. Plaza del Jardín del Cid. León.
Aunque no sea la obra que más me ha gustado de las que he visto en la web de Amancio González, la traigo porque he sentido mucha empatía cuando la he visto: como si esa figura estuviera ubicada a la altura de mi estómago. Y por eso finalmente este post sí será síntoma de la entropía.
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