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Acabo de contar que ayer estuve la tarde-noche en «las Urgencias» del Hospital Miguel Servet.
En total unas tres horas (no fue mucho ayer)
Distribución de actividad en esas tres horas aproximadas:
19 h -19, 15: llegada, admisión y triaje
19, 15- 19, 40: espera y consulta médica – cambio de ropa, en la propia consulta, analítica, colocar vía… (¡fantástico: en menos de una hora nos había visto la médico, francamente amable además, realmente competente, una gozada)
¡¡¡¡¡¡19,40 – 20,45!!!!!!: espera para que nos lleven a Rayos X ——————- ¡¡¡¡¡¡¡¡———–
20-45-21: Rayos X (formidable)
21-21,15: Nos vuelve a ver la doctora y expone su diagnóstico. Esperamos a otro especialista de otra área.
21,20 – 21,45: espera para el especialista
21,45 – 21,55: consulta y diagnóstico del segundo especialista
21,55 – 22-05: nos vamos para casa
¡¡¡¡¡¡¡¡¡—–¡¡¡¡¡¡¡¡ LES CUENTO:
Durante esos 65 minutos, una bedel encargada de conducir a las salas de Rayos X a los pacientes, detuvo varias veces su camino (siempre empujaba una silla de ruedas) frente a la sala donde nosotros (y otros bastantes) aguardabamos; varias veces preguntó por Natalia Hernández, quien nunca respondió. Al final ella le dijo a alguien que no buscaba a esa señora en ninguna otra parte porque en su papel ponía que estaba en la sala de Traumatología. Tampoco en ningún momento la bedel optó por llamar a los siguientes pacientes que esperaban para ir a Rayos X. Natalia Hernández nos fastidió a todos durante más de una hora. Lo realmente inquietante es que cuando le rogué a la médico que reclamara para que nos llevaran a Rayos (lo cual hizo ipsofactamente y con un cien por cien de efectividad), ya no vino finalmente esta misma bedel, sino otro compañero, y nunca más supimos de Natalia Hernández.
p.d. Es conocido en el ámbito de la Administración en quiénes reside realmente el poder

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