Poemas
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Unos pocos minutos antes, desde el balcón, la laguna le había parecido a Kerans hermosa y serena (El mundo sumergido, J.G. Ballard) De verdad, te lo juro, idolatro tu cuerpo que se yergue ante mí como una catarata. Si miro alrededor, ya nada más existe, paisaje sucumbido. Por tu escala interior subo…
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Todos los días, a la hora en punto, como un tren de alta velocidad, la máquina bombea en mi organismo la dosis de cafeína que preciso para recomponer con elegancia el equilibrio: todos los días en este viejo bar entra directa por la fístula de la costumbre hasta mi corazón.
