Ya sé que la culpa no es de los ceros y los unos, capaces de desintegrar e integrarlo todo de nuevo como si nada (¡qué fascinación y qué miedo me han producido siempre los milagros!). Sé que si a los ceros y los unos les hubieran dicho al principio del bing-bang informático que existía la “ñ” no pasaría nada de lo que ahora pasa. ¡Porque bien que saben que existen la “w”, que en castellano se utiliza poco más que para decir “water”! La culpa la tienen las puñeteras bases de datos anglosajonas con las que nos han clasificado a todos. Renglones torcidos que parecen tener mal arreglo.
En fin, pensaré que de esta manera siempre conservaré un trozo de mi alma preservada de la influencia dominante-imperante: salvada por la “n”.
Y en fin, todo esto, viene a cuento de que estoy intentado abrir este blog nuevo, de momento paralelo. De momento en mantillas. Ya os lo contaré si al final emigro. Quiero a Blogia, pero Blogia me mata. Casi tanto como mi “ñ” perseguida.
*(La imagen corresponde a la representación de la obra infantil «Ferdinando» en la madrileña sala alternativa de teatro TRIBUEÑE, y está tomada en préstamo desde la página del
Mundo.es/Metropoli)
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