La cama es una astilla de horizonte.
Todo lo vivo cabe entre sus márgenes.
Nos vienen a parir aquí, tumbadas boca arriba
empujando el presente para hacernos un hueco.
Yo también volveré. Un día claro, sin manchas,
me tumbaré sobre ella para siempre.
Dejadme antes tan sólo anotar este blues en mi cuaderno.
El blues, igual que el sexo
comienza en alfa y termina en omega.
Al fin y al cabo,
yo misma soy el buitre
que sobrevuela en círculo mi propio cadáver.


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