Sin saber muy bien por qué, coincido contigo y te comprendo.La realidad es a veces demasiado dura.Y cambiamos de ambiente, aunque sólo sea por cuestión de tono, hasta elaborar un liberador microrrelato.Besos.
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Hay que escapar de vez en cuando, querido Ybris: hay que escapar.Besos
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Fíjate que el malo en la sombra de "39 escalones", al que nadie había identificado nunca, se distinguía por la falta de meñiques. ¿Pero qué le pasa a la gente con las extremidades pequeñas…?Besos.
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Cuando recuerdas la ingesta de ratones, lo que entonces daba un asco horrible, ahora parece ingenuo, gracioso….. Ahora nos dan asco otras cosas. Serán los años…. Besos
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Pues pasa, Alfred, que son frágiles y están indefensas, como bien saben las estatuas: meñiques, narices, orejas y otras cosas es lo que se rompe siempre….__Ahhhh, Aurora, no me acordaba ahora de lo de los ratones… me sigue dando mucho asco a mí, hija.Lo que es genial de todas estas series antiguallas es, claro, revivir las emociones: vuelven a surgir tal cual.Kss
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Ay esos extraterrestres con el meñique tieso… ¡qué grandes series!. He visto varios capítulos de ella y me resulta muy entrañable.
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Yo no veía esa serie pero ha sido recordada tantas veces (y con tanto cario, todo hay que decir) por sus seguidores que casi forma también parte de mi imaginario. Que bienvenidas irrealidades como éstas.¡Ay Alfredo!, eso digo yo, ¿que pasa con la gente de extremidads pequeñas?…pues que son más vulnerables. De momento.Besos gordos reales.
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