Hablar de buitres

Parecería el buitre un extraño objeto poético. Incluso el mismo Fernando Aínsa, el autor del poemario “Poder del buitre sobre sus lentas alas” (Editorial Olifante) sobre el que hablamos, se diría que se encontró en un primer momento sorprendido por la personificación de su propia intuición poética en la figura del buitre (“Hablar de buitres desconcierta” – pág. 15). Por ello tal vez decide dedicar prácticamente toda la primera parte del libro a encontrar y mostrar razones personales, culturales y poéticas para esta empresa de “Hablar de buitres” en términos no ornitológicos, sino en sentido poético y también filosófico, que de ambos bailes es mixtura esta danza, compuesta a timón desnudo y con tino muy afinado por Fernando Aínsa.

Y para que entendamos la importancia del buitre como asunto literario, para que calibremos hasta dónde alcanza la tradición del buitre como ser filosófico, Aínsa apoya su propio devenir en citas de indudable autoridad que le respaldan en su empeño: desde Unamuno, Kafka o Valéry – a quien adeuda el título del poemario (“Como lo soñara Paul Valéry/ quisiera tener el “poder del buitre sobre sus lentas alas” – pág. 19), hasta Ángel Guinda, Andrés Echevarría, Sender, Yolanda Pantín, o Ferrer Lerín (inevitable).

A la poesía del hispano-uruguayo Fernando Aínsa le sienta bien Oliete, el pueblo turolense – lugar de su familia paterna- donde reside buena parte de su tiempo actual. Allí habitan también estos buitres, cuya observación primeramente curiosa terminó por transformarse en creación literaria, metáfora totalizadora de actitudes y emociones vitales, de deseos e intenciones literarias, de logros y frustraciones cualesquiera que puedan darse, de vaivenes históricos e ironías sociales, o también y sobre todo en irrefutable símil del juego entre la vida y la muerte (Buitre amigo/ veo un velorio en tus ojos./ La muerte es como es/ y para ti es vida – pág. 46).  Por todos estos territorios discurren las partes dos y tres del poemario, calificada la segunda como “Pretensiones de vuelo” y la tercera descrita como “La vertical del festín esperado”.

Digamos que a la aptitud filosófica de la poesía de Fernando Aínsa le sienta bien el buitre. La médula ensayística de la literatura de Aínsa (precisamente hace muy poco se ha presentado su último libro “Palabras nómadas. Nueva cartografía de la pertenencia”, Iberoamericana Editorial Vervuert, 2012) traspasa siempre fértilmente los demás géneros abordados por el autor, ya sea novela o, como en este caso, poesía. Una poesía que no, por haber llegado tardíamente a su pluma, carece en absoluto de unos ritmos muy personales. Todo lo contrario. El tono sostenido de la voz poética de Fernando Aínsa (el tono y la voz “del que sabe”, como diría García Calvo) proviene sin duda, como es natural, de una aquilatada experiencia muy reflexionada, y es una voz que se eleva aprovechando cadencias y ritmos que muchos no considerarían exactamente poéticos, buscando y doblegando la resistencia de esos ritmos, propios del lenguaje literario de Fernando Aínsa, como el buitre (personificación o metamorfosis al cabo de la poesía –arte fagocitadora y pantéica-, y del propio poeta) vuela “sostenido por la propia resistencia del aire/ que su batir de alas provoca”.

(Reseña aparecida en Artes y Letras, suplemento cultural de Heraldo de Aragón, 20/12/2012)

Poder del buitre sobre sus lentas alas (Fernando Aínsa, Olifante): versión epub en Literaturame.nethttps://literaturame.net/libro/poder-del-buitre-sobre-sus-lentas-alas

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