Recuerda Miguel Serrano en su «Autopsia» que no es posible escapar a la ficción. Y estoy de acuerdo. Yo, incluso, aseguraría que no es necesario escapar de la ficción. Si ficción es todo aquello que no es real, lo único que tenemos es ficción. La ficción no es lo contrario de realidad. La ficción y la realidad son dos percepciones en ondas diferentes de algo que constantemente cambia en torno nuestro, dos percepciones diferentes que en nosotros mismos se fusionan habitualmente. Nuestros pensamientos y nuestras emociones son hábiles al unísono con una y otra dimensión, necesitan ambas dimensiones.
De esto vive y en esta atmósfera respira Pop-pins, Proyecto Pop-pins.
Cuando yo era niña veía mucho la televisión.Televisión sobre ficción y televisión sobre no ficción. A menudo no había línea fronteriza. Tampoco la había casi nunca entre la televisión y mis emociones y sueños. Eran una fuente de alimentación continua, mutua y alterna. En televisión conocí, antes que en los libros, muchas historias literarias, históricas, relativas a la naturaleza, etc. etc. Reconozco que sobre todo prefería las historias literarias y las series populares. Durante unas temporadas recuerdo que ponían justo sobre la hora de la cena (no sé decir ya si antes o después del Telediario) novelas teatralizadas y por entregas diarias (El conde de Montecristo, David Copperfield, Crimen y Castigo, Orgullo y Prejuicio …). El espacio se llamaba tal cual: «Novela». Como eran capítulos por entregas, mi necesidad de continuar la historia no podía esperar al día siguiente. Así que todas las noches, metida ya en la cama, aprovechando que siempre he tardado siglos en quedarme dormida, yo escribía mentalmente la continuación de la novela. Cada noche debía rectificar y reescribir en función del capítulo que acababa de ver. Aguardaba con muchas ganas la hora de la «Novela» y también el momento en que mi pequeña vida se transformaba al convertirse en la ficción que imaginaba después. La realidad por si misma no existe. Necesita de la ficción no sólo para explicarse, para ser, para seguir siendo.
Y sigue siendo el mismo simple mecanismo con el que funciona Pop-pins.
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