Miserables

Una de mis películas preferidas de todos los tiempos es Plácido (Luis Berlanga, 1961). En ella, entre otras cosas (las obras maestras reúnen siempre un puñado de cualidades importantes y universales) director y guionistas (Azona, Colina, Font, Berlanga) ponen en solfa, con mucha ironía acre y mala leche envueltas en sentido del humor, una campaña de hipócrita caridad que la Dictadura franquista puso en marcha, bajo el lema “siente un pobre a su mesa”.  Bajo la consigna de extender la práctica de la caridad cristina en fechas navideñas, esta campaña no constituía sino una forma de aliviar las conciencias de los nuevos ricos del franquismo,  cómodos y acomodados en su “conservadurismo compasivo”.

Como Berlanga, detesto los llamados “telemaratones”, las fiestas de caridad, y especialmente ese programa incalificable de La 1 (televisión pública, recuerdo, pagada con el bolsillo de los ciudadanos), que se llama “Entre todos”.  Como ciudadana preferiría que los 30.00 euros que, al parecer, cuesta cada emisión de este programa, y que incluirían 1.400 euros que cobra por jornada su dicharachera presentadora, se trasladasen a la partida presupuestaria de la Ley de la Dependencia, por ejemplo, o de apoyo a las ONGS. Lo preferiría, aunque su forma de actuar no fuese tan miserable como se explica en el artículo que desde el Huffington Post ha saltado hoy a las redes sociales (http://www.huffingtonpost.es/mariola-cubells/que-tengo-nada-la-cruda_b_5563542.html ). Yo quiero una sociedad en la que las situaciones de debilidad de sus ciudadanos se resuelvan con eficacia mediante sistemas públicos. No quiero que absolutamente nadie se vea abocado a aparecer en un programa de televisión para dar pena, para mover la fácil e irresponsable pequeña caridad a distancia. Es sencillamente obsceno.

Que TVE pueda gastar 3,68 millones de euros por temporada en un programa que hace espectáculo de la pobreza, la discapacidad, la falta de trabajo, la tristeza, la desesperación, y no pase absolutamente nada, es un síntoma gravísimo del estado de cosas en el que vivimos

Por cierto el relato de la periodista Mariola Cubells, que se basa en el testimonio de una  persona que  ha aparecido en el programa, se suma a la petición que hace unos días interpuso ante la Fiscalía de Menores la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales para que exija el cese de la utilización de niños en el programa de la cadena pública; la asociación pide a la Fiscalía que tome medidas para que al menos dejen de salir menores en un programa que, en su opinión, exhibe de forma obscena las penuriasde familias desesperadas y denigra el concepto de solidaridad.

 

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