Luisamiñana

Desde que mi padre murió, pronto hará dos años, voy cada 15 días a comprar los números de la lotería nacional que él compró durante años. Al principio pensé que sería una tarea muy enojosa, pero se ha convertido en un acto quincenal de esperanza, dados los tiempos, además de una manera de recordar a mi padre que a él le gustaría.

Esta mañana, delante de mí había otra mujer sacando a su vez un número de lotería al que su familia juega desde el año 1939. La mujer ha contado a la lotera que desde hace año y medio ha vuelto a vivir con sus padres octogenarios. Que ella lleva ya tres años en el paro y que hace año y medio se agobió mucho, vendió su piso y retornó a la casa famiiar, después de vivir sola quince años. Esta mujer tendrá algo más de cuarenta, creo yo. Imagínate, le insistía a lotera, tremendo, pero qué voy a hacer. Ahora estamos en el pueblo, desde mayo. Allí la casa es grande; prefiero estar allí mientras que no haga frío. Aunque dos días a la semana vengo a Zaragoza, a estar sola. También le ha explicado a la lotera que el número al que está la familia abonada corresponde a la fecha del día en que regresó su abuelo de la guerra, durante la cual estuvo mucho tiempo encarcelado. Recuerdo perfectamente el número al que juega esta otra familia, pero no voy a reproducirlo. Si algún día les toca, me alegraré.