Mi ayuntamiento me comunica que voy a entrar en el segmento de población al que le toca probar cómo es añadir un nuevo contenedor (color marrón) a este ya complicado proceso doméstico de clasificar y luego llevar fuera del hogar la basura cotidiana. Veamos, en estos momentos clasificamos el vidrio, los plásticos y adyacentes, el papel y cartón, y un totum revolutum de basura orgánica, latas y materiales diversos de todo tipo. Este totum revolutum es lo único que puedo confiar al servicio comunitario vecinal de recogida de residuos, con garantía de que sea depositado en el contenedor adecuado. Pregunté ya hace tiempo a la gerencia de mi comunidad al respecto. Por mucho que utilice bolsas de colores diferentes para cada tipo de materia residual, todo va al mismo cubo de recogida, y luego al mismo contenedor en la calle. Así que el resto, plásticos (bolsa amarilla), vidrio y papel lo debe bajar al contenedor municipal cada vecino. Ahora del totum revolutum tendremos que extraer lo «puramente orgánico» para el nuevo contenedor marrón; dice el folleto de instrucciones: restos de frutas y verduras, de carnes y pescados, de jardinería, tapones de corcho, infusiones, posos de café, cáscaras de huevos y frutos secos, de marisco, palillos, papel sucio de cocina. Supongo que tendré que usar bolsa marrón, para contenedor marrón. Pero, ¿podré confiar esta bolsa marrón al servicio comunitario de recogida? Por que si no es así, al final a cambio de mi cuota vecinal mensual correspondiente a este servicio tan sólo acabo librándome de bajar por mí misma hasta los contenedores municipales de la calle el equivalente a cuatro latas, algún lapicero y bolígrafo gastados, no sé, poco más …
He pedido alguna vez a la gerencia de la comunidad de vecinos que se organice otro sistema de recogida de basura; uno que pudiera, por ejemplo, evacuar los distintos tipos de residuos en días alternos, a lo largo de la semana. Ni caso. Muy complicado, me dicen, con una explicación que no termino de entender: la comunidad no paga por empleados u horas a la empresa encargada, sino por cubos utilizados. Quiero reciclar. Sé que hay que reciclar. Alabo los esfuerzos de cualquier administración por aumentar el nivel de conciencia de la población en este sentido, y también por disponer de medidas al respecto. Pero si los contenedores están alejados de casa (aunque estén bien y razonablemente ubicados), como sucede en mi barrio y las comunidades de vecinos pasan de la cosa, al final ocurre como con casi todas las medidas que significan un avance: que la responsabilidad de su cumplimiento recae sólo, y sin mucho apoyo, en cada ciudadano individual y en su complicada y estresada vida diaria. Y así, difícil. Ay, el sur de Europa.
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