Atardece en la colina de tus labios.
El húmedo viento de abril
nos devuelve
las horas perdidas,
los días furtivos,
todo el amor incautado
sin previo aviso.
Atardece,
y son las cálidas
huellas del deseo
las que abren manantiales
y fronteras de fuego.
Murmullos de jade recorren caminos
largo tiempo inescrutables.
Atardece,
y en tus labios empieza la aventura.
* Marta Navarro, poeta de versos suavemente rotundos, me deja que ponga aquí este poema de amor incautado. Ella dice que abril no le gusta. A mi sí, porque es el principio de la luminosidad y el color. A los amores furtivos siempre les conviene el buen tiempo. De todas formas, cuando le guste abril: ¿qué escribirá más hermoso? Marta Navarro es una de las mantendoras del blog Entrenomadas, que ayer, domingo, ha dedicado un post a Manuel Vilas.
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